El Instituto
Chacabuco llora
la partida de uno de los suyos
Por
Instituto Chacabuco .
Publicado:
2 Septiembre 2005
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La vida en familia supone compartir
necesariamente momentos de dicha y de dolor. A través de
la alegría y del sufrimiento se van consolidando los
lazos de interdependencia que nos hacen llamarnos
comunidad.
Esta mañana de 2 de septiembre, al despuntar el alba, la
vida nos ha puesto ante el dolor. Hoy el Buen Padre Dios
ha llamado a su presencia a quien fuera nuestro amigo y
colaborador: MANUEL ARAYA DÍAZ. Sabíamos de lo grave y
fulminante de su enfermedad, hecho que no alcanza
mitigar la tristeza que sentimos.
Manuel, a sus 47 años; deja tras de sí una
familia que constituye una buena síntesis de su propia
existencia. Karen, Soledad, Sofía y Manuel Ángel, sus hijos,
saben de sus desvelos por sacar la familia adelante. Hoy lloran
su partida.
Nosotros quienes compartimos la tarea
diaria reconocemos en Manuel muchos rasgos de la
pedagogía marista. Podemos decir sin temor a
equivocarnos que, desde su condición de auxiliar por 30
años en el Instituto Chacabuco, supo hacer suyas las
tres violetas maristas: la humildad, la sencillez y la
modestia. Alegre, responsable en la labor asignada,
siempre estuvo dispuesto a compartir el chiste, la
tarea, la palabra y la vida.
La Comunidad Educativa de nuestro Instituto
encabezada por la Comunidad de Hermanos y su Rector, su Cuerpo
Docente, Administrativos, Alumnos, Apoderados y por cierto, los
Auxiliares con quienes compartiste el trabajo te despedimos y te
damos gracias. Gracias por ser un hombre bueno y porque sellado
a fuego en tu alma puedes presentarte ante el Señor, y decirle
con esa humildad que nos regalaste por tanto tiempo que supiste
ser un EDUCADOR en el Instituto Chacabuco de Los Andes.
¡ADIOS AMIGO! DIOS ESTA CONTIGO.