Una despedida íntima, emotiva y con grandes gestos de gratitud se vivió el pasado sábado 13 de agosto, cuando se realizó el funeral del querido Hno. Eulogio quien partió al encuentro con el Señor el jueves 11 de agosto en la Casa Sótero Sanz, a días de cumplir los 104 años de vida.

El Instituto Chacabuco y sus ex alumnos se prepararon para rendirle un último homenaje, por esta razón, una recepción a la entrada de la ciudad, lo esperó para llevarlo en cortejo fúnebre hasta su amado colegio.

Sus restos fueron recibidos en el hall del colegio, por funcionarios y personas que adhieren al carisma, sienten cariño por la historia del colegio y sus formadores.

La Eucaristía se realizó en el Gimnasio Nº 1 y fue encabezada por nuestro capellán padre Humberto Henríquez quien dijo que para él era un orgullo encabezar este adiós, ya que el Hermano vivió en la parroquia de la Asunción, donde se encontraba el antiguo colegio. “Me impresionó su excelente memoria, se conocía el valle como la palma de su mano”. "Ejemplo de vida marista que dedicó su vida a esparcir la semilla a los nuevos maristas”.

Una presentación de ofrendas pensada en su persona y su aporte. En el tema literario e histórico se presentó un libro  dedicado a la memoria del Hno. Emeterio, su medalla al mérito Centenario y flores que representan la esperanza.

En los discursos de homenaje estuvo presente el rector del ICH, Pedro Díaz Cuevas, quien indicó algunas de sus principales características como persona “era estricto pero amoroso”. "Estuvo tres veces en Los Andes donde se empeño en convertido en el principal establecimiento del valle".

Luego, el profesor Blas Mardones habló por los ex alumnos, “insigne educador ejemplo de marista, fiel discípulo de San Marcelino, siempre lo llevaremos en nuestros corazones porque además nos regalaron el Himno del exalumno”.

Mauricio Navarro, alcalde de Los Andes, compartió unas palabras de agradecimiento “a un gran hombre, amante de la ciudad por eso se le confirió la distinción de Ciudadano Ilustre cuando cumplió cien años de vida”.

Mientras que por la Congregación el hermano Patricio Pino dedicó unas hermosas palabras que hablaban de esparcir la semilla del santo fundador.

El adiós en el Mausoleo

En las afueras del colegio el cortejo fue precedido por la banda del regimiento Yungay, que acompañó al Hermano Eulogio, hasta el cementerio. Ya en el Mausoleo de los Hermanos Maristas, el espacio se hizo pequeño para el homenaje final que hizo el pdte. de la Federación de Ex alumnos, la declamación de un poema del ex alumno Sergio Peralta, la reseña histórica de René León Gallardo y las palabras finales del Hno Patricio Pino, que precedieron a la canción de La Salve y su interpretación también en latín.