La celebración eucarística fue presidida por Monseñor Cristian Contreras, Obispo de la Diócesis de San Felipe, quien tradicionalmente nos acompaña en este importante momento.

En su homilía el pastor reflexionó sobra la crisis de la sociedad que tiene a los jóvenes inmerso en un mundo de soledad dentro de sus familias, producto de la disfuncionalidad de los hogares, que genera que los hijos comiencen a salir tempranamente de sus casas en busca de compañía.

“Al ser creyentes buscamos a Dios, gracias a la Fe , aquella que nos induce a ser Hijos obedientes, humildes , apegándonos al legado del padre de los maristas, siendo buenos cristianos”, comentó.

Luego, los confirmandos renovaron su compromiso bautismal simbolizado en la luz de Cristo (una vela) que fue traspasada por cada uno de ellos, signo de amor divino que desean irradiar en sus vidas. El Obispo renovó el sacramento haciéndolos pasar adelante, uno a uno, junto a sus padrinos y/o madrinas.

A la hora de las ofrendas, se presentaron en el altar un cirio, signo del testimonio del amor de este grupo de jóvenes que desea irradiar. Jóvenes confirmados presentaron pergaminos maristas con la imagen del padre Champagnat. Además de alimentos, en señal de compromiso solidario. Y una familia de los confirmados presentó el pan y el vino.

Finalmente, el rector Claudio Castillo Faúndez obsequió al señor Obispo la imagen de la Buena madre, fabricada en México y copia de la imagen que veneraba nuestro santo fundador. Un regalo por los 20 años de monseñor Contreras como Obispo.